Hasta que se puso de moda el cachopo (receta que en realidad no tiene ni un siglo de antigüedad), la fabada era la gran enseña de la cocina asturiana. Es un delicia, pero a muchos les parece fuerte, demasiado fuerte. La culpa, claro, no es de las fabas, sino del compango.
Chorizo, morcilla y panceta dan a la fabada asturiana su esencia y sabor, pero también su grasa. Por eso, porque a muchos les puede apetecer una fabada pero sin los aderezos del cerdo, cada vez se hace más la llamada fabada vegana.
A diferencia de la receta original, la fabada vegana utiliza sustitutos vegetales para crear una deliciosa y saludable alternativa. Es una muy buena opción para aquellos que prefieren seguir una dieta basada en vegetales. Sus razones —éticas, de salud o ambientales— tendrán.
En lugar de chor

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