Las autoridades colombianas llevan meses siguiendo el rastro de un fenómeno que, a primera vista, parecía una práctica alternativa más dentro del amplio universo de rituales de “sanación”. Sin embargo, detrás de aquellas sesiones clandestinas, ofrecidas como experiencias espirituales, se movía una estructura sigilosa que utilizaba veneno de rana amazónica y que terminaba conectando veredas remotas con clientes dentro y fuera del país. El caso, que venía avanzando en silencio, terminó por revelar una red transnacional especializada en obtener de manera ilegal la secreción de la rana Phyllomedusa .

Según El Tiempo, se confirmaron detalles que, durante año y medio reunió pruebas, plantas de operaciones y rutas del tráfico. El proceso, liderado por la Fiscalía y apoyado por unidades ambi

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