El Gran Premio de Las Vegas prometía espectáculo y sí lo cumplió: empezó con caos, siguió con golpes de escena y terminó, horas después de apagados los fuegos artificiales, con un sacudón que reescribió el Mundial de Pilotos. Max Verstappen se llevó la victoria en la pista, pero el verdadero terremoto llegó en los despachos, donde la FIA decidió desclasificar a los McLaren de Lando Norris y Oscar Piastri. Así, lo que parecía un podio firme se transformó en una bomba de tiempo que alteró posiciones, puntos y nervios.
La carrera, ya de por sí accidentada, tuvo un arranque feroz que condicionó a varios pilotos. Entre ellos, Franco Colapinto, que vivió una noche para el olvido. Su Alpine no infringió ninguna regla, es cierto, pero recibió un golpe ajeno apenas dobló la primera curva. Alexande

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