«Perece el justo, y no hay quien piense en ello; y los piadosos mueren, y no hay quien entienda que delante de la aflicción es quitado el justo.» — Isaías 57:1
La historia de Colombia demuestra que la tensión entre poder y palabra ha sido constante. Desde los albores de la República, la prensa nacional ha enfrentado censura, persecución y violencia, pero también ha encarnado la resistencia civil frente a la arbitrariedad.
En los años de la censura oficial (1949–1957), periódicos como El Espectador fueron clausurados y vigilados por el régimen de Laureano Gómez y la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla. Décadas más tarde, el asesinato de Guillermo Cano Isaza, director de El Espectador , perpetrado por sicarios del cartel de Medellín en 1986, se convirtió en símbolo de la violencia cont

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