La señorita Peripalda les preguntó a las niñas del catecismo: “¿A dónde van las niñas buenas?”. Rosilita levantó la mano: “Al Cielo”. “Muy bien -dijo la catequista-. Y las niñas malas ¿a dónde van?”. Respondió la chiquilla: “Entiendo que ésas van a todas partes”.

Don Sardanápalo, señor de vida disipada, les comentó anoche en el Bar Ahúnda a sus compañeros de parranda: “Mi hijo mayor no fuma, no bebe, no se desvela con amigos, no sale con chicas complacientes; es trabajador, honesto, responsable. Me pregunto si yo soy su verdadero padre”. (El muchacho no salió a él, igual que aquel otro que decía con atiplada voz: “Mi papá era muy macho, pero yo salí a mamá”).

Cierta señora tenía ideas modernas. Le aconsejó a su hija: “Si vas a tener sexo toma medidas”. “Ay, mami -replicó la chica-. En es

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