Por Guillermo Chacón

Hace veinte años me diagnosticaron cáncer maligno de colon. Tratamientos dolorosos e invasivos me salvaron la vida, pero al mismo tiempo me destrozaron el espíritu. Fue gracias a mi fe católica, a mi Señor, y a mis santos, que logre volver a encaminar mi vida.

Lamentablemente, mi historia no es excepcional entre latinos neoyorquinos. Muchos se enfrentan a otras mucho más crueles que la mía. En nuestra comunidad, las enfermedades cardiacas y el cáncer son las causas principales de muerte, pero también estamos muy bien representados entre quienes viven con VIH/SIDA y otras enfermedades mortales.

Incluso con los cuidados paliativos más dedicados y profesionales, amigos, vecinos y familiares que enfrentan este tipo de enfermedades terminales, suelen pasar sus últimos dí

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