La falta de puntería volvió a condicionar al Athletic en un partido en el que prácticamente entregó sus últimas opciones de avanzar en la Champions. El empate sin goles en un duelo frente al Slavia áspero, tanto como el clima de Praga en una noche de aguanieve y frío, obliga al equipo bilbaíno a un pleno de enorme complejidad frente al PSG, el Atalanta y el Sporting de Portugal.
El Athletic, con bajas y rotaciones, pues a la ausencia de Iñaki Williams se unió la presencia de Nico Williams, Laporte y Jauregizar en el banquillo, dibujó un once claramente a medio camino entre lo reconocible y la novedad. Al conjunto vasco, sin tanta profundidad de banquillo como los gigantes europeos, le está pesando la exigencia de la Liga de Campeones, que obliga a Valverde a dosificar sus recursos.
Así,

El Comercio

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