Días de sonrisa ancha entre los pasillos de la cárcel de Benalúa , la única de Alicante hasta que a mediados de los ochenta viera la luz la de Fontcalent . Entonces, en aquellos últimos días de noviembre de 1975, muchos de los presos disfrutaron de una atípica libertad con motivo de algo excepcional, la proclamación de un rey . El recién estrenado monarca, Juan Carlos I, concedió un indulto general el 25 de noviembre de dicho año con motivo de su llegada al trono. La mayoría de los reclusos que se acogieron a aquel gesto fueron los acusados de delito contra la propiedad , es decir, los encarcelados por hurtos, robos y motivos similares.

Tan extravagante era aquella medida como la concepción del alicantino de hoy en día de pensar una cárcel como aquella, insertada en med

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