Un Jesús Vázquez, afónico y bastante desconectado de la comunidad gastronómica española, dirigió la Gala Michelin 2026 . Una gala que, pese a la generosidad en el reparto de nuevas estrellas, dejó sensación de inmovilismo. Añaden un puñado de estrellas la zona baja de la guía, 20 nuevas en esta edición, sin terminar de explicarnos nunca el criterio con el que se otorgan. Una cosa parece clara, la primera estrella está cada vez más barata. Sin embargo, cierran el paso a nuevos restaurantes triestrellados. Nadie nuevo con quien se pueda refrescar la cúpula de la gastronomía española. El inmovilismo no está sólo en los que no entran, también en los que no salen. En los corrillos del cóctel que sucedió a la gala se mencionaban (sotto voce) los nombres de ciertas figuras históricas que a

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