Durante años, conocer a alguien dependía de la casualidad, la coincidencia o el círculo social. Ahora, un algoritmo decide a quién vemos, quién nos ve y con quién hablamos. Las aplicaciones de citas han dejado de ser una curiosidad tecnológica para convertirse en un filtro social que determina cómo, cuándo y con quién conectamos. No es exagerado decir que muchas relaciones actuales no existirían sin un botón de “match”. Pero entre tanta oferta, es fácil confundirse. ¿Todas las apps funcionan igual? ¿Realmente están diseñadas para ayudarte a encontrar lo que buscas? ¿O son más una especie de mercado infinito donde la atención vale más que la compatibilidad?
La respuesta depende de entender algo básico: cada plataforma está construida sobre un modelo distinto, y cada algoritmo prioriza una

Noticias Galicia

Raw Story
Orlando Sentinel Sports
People Human Interest
The Conversation