En la jornada del 27 de noviembre , el santoral católico no recuerda a un santo, sino la aparición de la Santísima Virgen María a una humilde novicia en París, un evento que dio origen a la mundialmente conocida Medalla Milagrosa.

La conmemoración se centra en el año 1830, cuando la Virgen se manifestó a Santa Catalina Labouré en la Capilla de la Casa Madre de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, en la calle de Bac, en París. Esta aparición, cargada de simbolismo, se convirtió en una fuente inagotable de devoción mariana y de gracias para los fieles.

Visión, Promesa y Devoción

Catalina Labouré, en aquel entonces una joven de 24 años, tuvo dos visiones fundamentales. La más recordada ocurrió la noche del 18 de julio de 1830, cuando la Virgen le habló por primera vez,

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