El hallazgo de Solarion arienae comenzó como un accidente, durante años estuvo oculto en un cultivo de ciliados marinos recolectados en Croacia, hasta que la muerte del cultivo principal dejó visible a este diminuto organismo. Su forma radial, parecida a un pequeño sol, llamó la atención de los investigadores y dio inicio a un estudio que terminaría transformando nuestra comprensión del árbol de la vida.
Un linaje totalmente nuevo que reordena la evolución eucariota
El análisis genómico reveló que Solarion no pertenece a ninguna de las ramas conocidas de los eucariontes. Es tan diferente y antiguo que los científicos debieron crear categorías completamente nuevas para ubicarlo. Surgió así un nuevo filo, Caelestes , y lo más sorprendente: un nuevo supergru

El Imparcial Elecciones