La madrugada de este jueves encontró a cientos de venezolanos despiertos en distintos husos horarios por una misma razón: sus vuelos habían desaparecido del tablero. La decisión del régimen chavista de cancelar rutas y revocar concesiones a seis aerolíneas internacionales dejó a familias separadas, viajeros sin destino y aeropuertos convertidos en salas de espera prolongadas para una diáspora que ya vive con la movilidad restringida desde hace años.

En Buenos Aires, Mariela Ramírez abrió los ojos antes de que sonara el despertador. Lloró en silencio mientras leía la noticia que confirmaba su pesadilla. Esperaba volver a Caracas el sábado para reunirse con su hijo mayor, sus nietos y el resto de su familia. “No sé cuándo me pueda ir. Aquí soy turista y ahora tengo que iniciar

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