Con el arranque de las compras navideñas, ya son muchas las personas que están pensando en hacer uno de esos regalos que nunca fallan. Porque no han pasado de moda. Y es que los juegos de mesa, los más tradicionales, garantiza risas y entretenimiento en compañía de amigos o familiares en alguna de las muchas situaciones que se darán durante las inminentes fechas, óptimas para descansar, desconectar… y jugar. A pesar de que vivimos en un mundo donde la tecnología digital predomina cada vez más, estos juegos de mesa de toda la vida se mantienen a flote, convirtiéndose en auténticos clásicos que siguen siendo uno de esos alicientes de la diversión de cualquier hogar. Regalar un juego de mesa es siempre una gran opción para cualquier tipo de reunión, haciendo que estos artículos vuelvan a ser protagonistas bajo el árbol esta Navidad .

La popularidad de los juegos de mesa se debe a que traspasan con facilidad las barreras generacionales, poniendo alrededor de un tablero a hijos, padres o abuelos . Además de ofrecer grandes momentos de diversión, son un aliado metodológico fundamental para el aprendizaje, sobre todo en el caso de los más pequeños de la casa. Son una excelente alternativa para mantenerse alejado de las pantallas y proporcionan beneficios como el desarrollo cognitivo, la mejora de la afectividad, el fomento de la agilidad mental y el enseñar a los jugadores a comprender y respetar las reglas y los turnos.

El Risk sigue siendo un clásico que permite sentirse como estrategas militares

En todo el panorama de juegos de mesa que seguramente se regalen estas Navidades hay un clásico por excelencia, el Monopoly , que no puede faltar en casa de un amante de los juegos tradicionales. La mecánica, conocida y muy sencilla: consiste en hacerse con el monopolio, nunca mejor dicho, de los diferentes inmuebles que hay en el juego hasta “desplumar” a los rivales que jueguen. Tal es la fama y variedad de este título que existen múltiples versiones temáticas, como la de Juego de Tronos o la del Real Madrid. Para quienes prefieren la estrategia y el control global, el Risk sigue siendo un clásico que promete grandes batallas entre amigos y familiares, permitiéndonos sentirnos como estrategas militares y comandantes al dominar el mundo con nuestras tropas. En poco tiempo Catan se ha convertido también en un “clásico moderno” que obliga a los jugadores a negociar y comerciar para conseguir las materias primas necesarias para construir pueblos, ciudades y caminos sobre un tablero que cambia en cada partida.

En el ámbito del misterio y las letras, dos clásicos continúan cautivando a la hora de regalar un juego de mesa. Cluedo , que aúna misterio y diversión, invita a los jugadores a investigar, disimular y descubrir a un asesino, respondiendo a la pregunta de quién mató a quién, dónde y con qué objeto. Por otro lado, el igualmente tradicional Scrabble tiene un planteamiento simple que garantiza mucha diversión, donde los jugadores construyen palabras para obtener puntos, ayudando a los pequeños a aprender nuevas palabras y a tener una mayor agilidad mental. Si lo que uno busca es juegos rápidos y enfocados en la expresión y la creatividad, Pictionary y Tabú son apuestas seguras. En Pictionary , los jugadores tienen que adivinar palabras y frases mediante los dibujos que otros hacen, siendo divertido sin importar si se sabe dibujar bien o mal. Por su parte, el Tabú es ideal para reuniones de corte navideño, ya que se juega por equipos y se basa en describir una palabra dando pistas, pero con la dificultad añadida de tener prohibido decir una serie de palabras tabú, poniendo a prueba la capacidad de expresión y el conocimiento.

No todos los juegos clásicos, eso sí, implican dados y azar. De ahí que la habilidad sea clave en otros títulos, como Jenga , que requiere destreza y buen ojo, donde los jugadores retiran bloques de madera de una torre, buscando evitar que esta se desplome. Otro juego rápido, sencillo y clásico donde los haya es es ¿Quién es quién? , que se prepara en segundos y consiste en adivinar el personaje del rival haciendo preguntas sobre su aspecto físico. Si se trata de demostrar la sabiduría, el Trivial Pursuit es uno de esos juegos míticos de preguntas y respuestas que ponen a prueba el intelecto y la cultura general sobre diferentes temáticas como historia, ciencia o cultura. Este juego, creado en 1979, ha superado los 80 millones de ventas en todo el mundo, consolidándose como un imprescindible que volverá a solicitarse en muchas tiendas en estas fechas.

La oca, de los más antiguos

Adentrándonos en juegos de estrategia pura, el ajedrez sigue siendo el único juego de mesa considerado como deporte por el Comité Olímpico Internacional. Surgido en el siglo XV, enfrenta a dos contrincantes, donde el objetivo es lograr el “jaque mate” al rey adversario, moviendo las 16 piezas en el tablero de 64 casillas. Otros juegos que forman parte de la tradición española, como el Parchís y La Oca, también se mantienen como favoritos a la hora de regalar. El Parchís , considerado el juego de mesa por excelencia a lo largo y ancho de nuestra geografía, requiere que los jugadores lleven sus cuatro fichas desde la salida hasta la meta, intentando comerse las del oponente. Por su parte, La oca , cuya primera versión se remonta a un regalo entre 1574 y 1587, sigue provocando ciertas batallas al avanzar por su tablero en espiral de 63 casillas, dependiendo siempre de lo que dicten los dados.

En definitiva, ya sean de estrategia, de habilidad, de cartas o de preguntas y respuestas, los juegos de mesa son el mejor pasatiempo para sumergirse en un mundo de diversión sin levantarse de la silla, sobre todo en días en los que una sobremesa puede alargarse unas cuantas horas. Estos juegos clásicos casi atemporales aseguran momentos inolvidables y la oportunidad de aprender en familia, por lo que no es de extrañar que sigan siendo el regalo ideal para regalar en las próximas fechas, días en los que son muchas las personas que buscan acertar con un objeto o producto que genere dosis de felicidad en quien lo reciba, por lo que algún juego de mesa será casi una apuesta infalible.