En noviembre de 2017, el presidente Juan Manuel Santos decidió tomar el timón de una camioneta Toyota de su caravana presidencial y conducir por los 63 kilómetros de la segunda calzada que prometía unir Bogotá y Villavicencio en menos de tres horas. El trayecto fue el símbolo de un compromiso cumplido: el contrato de concesión firmado en 2015 con la Agencia Nacional de Infraestructura y la Concesionaria Vial Andina — Coviandina una obra pensada para ser el gran corredor del oriente colombiano. Era también la ilusión de que la vía al Llano por fin alcanzaría la estabilidad que llevaba décadas esperando.
Lea también: Estos son los peajes de la vía al Llano que verán cambios en sus tarifas ¿Beneficiará a los conductores?
Esa mañana, mientras avanzaba entre túneles recientes y taludes c

Las 2 Orillas

Raw Story
The Conversation
Edmonton Sun World
Nola Sports