Cada amanecer tiene algo de laboratorio silencioso: un cerebro que intenta volver a encenderse y un sonido que actúa como llave. En los últimos años, investigaciones sobre sueño han mostrado que no todas las alarmas despiertan igual. Algunas despejan, otras aturden. Y, entre los tonos del iPhone, ciertos candidatos destacan como aliados contra la famosa sleep inertia, esa somnolencia espesa que se aferra a los primeros minutos del día.
Los estudios más citados sobre sonidos de despertar ya habían trazado una primera línea: las alarmas melódicas reducen la confusión y mejoran la atención, mientras que los sonidos secos y repetitivos tienden a hacer el proceso más pesado. En las pruebas, quienes despertaban con tonos tipo “canción” mostraban más rapidez mental y menos desorientación

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