El último mercado europeo fue particularmente difícil para Alexis Sánchez. Pese a que le quedaba un año más de contrato en Udinese, el tocopillano quería salir. No estaba cómodo en Friuli. Su quiebre con el técnico alemán Kosta Runjaić lo tenía relegado a la banca, por lo que estaba casi obligado a explorar nuevas opciones para poder jugar, sumar minutos y tener continuidad. Sin embargo, esa búsqueda resultó mucho más compleja de lo que esperaba. Tanto, que selló su llegada al Sevilla recién en los últimos días de agosto para ser oficializado el 1 de septiembre, justo cuando cerraba el libro de pases del Viejo Continente. Al límite.
Fueron meses complejos para el goleador histórico de la selección chilena. Llenos de incertidumbre. Y eso que tuvo numerosas ofertas. Corinthians, Sao Paulo,

La Tercera

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