Chris Pefaur, nutricionista del Laboratorio Nutrapharm.

Diciembre siempre ha sido un mes de contrastes. Es la antesala del verano, el momento en que muchos buscan cuidarse, comer más liviano y sentirse bien. Pero también es el mes de las celebraciones, de las comidas familiares, los brindis y los postres que nos recuerdan que el placer forma parte de la vida. En ese equilibrio —o desequilibrio— se juega gran parte de cómo enfrentamos nuestro bienestar en estas semanas.

Durante estas fechas, el entorno social y emocional cobra fuerza. Nos reunimos más, comemos distinto y, muchas veces, más de lo habitual. No se trata solo de lo que ponemos en el plato, sino de la emoción que acompaña esas comidas: el cariño, la nostalgia o el simple deseo de compartir. El problema no está en celebrar, sin

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