Ciudad de México, México. – Con la llegada del frío, los días cortos y las noches largas, algo cambia no solo en el clima, sino también en nuestro estado de ánimo. Diversos estudios psicológicos y biológicos coinciden en que durante el otoño y el invierno las personas tienden a enamorarse más rápido . No se trata de un mito romántico, sino de una respuesta del cuerpo y la mente ante las transformaciones propias de la temporada.
Los especialistas explican que en los meses fríos disminuye la exposición al sol y, con ello, bajan los niveles de serotonina , la hormona asociada al bienestar. Esta reducción genera una sensación de melancolía y una mayor necesidad de conexión emocional. De forma natural, el cuerpo busca compensar esa carencia afectiva a través del contacto humano y el vín

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