En lo que va del año, el C5 atendió más de 1.8 millones de incidentes, un incremento del 58 por ciento comparado con 2019. Lo relevante no es cuántos, sino cómo se atienden, qué tipo de emergencias se reciben, perfiles sociales detrás de esas llamadas y decisiones tomadas en el minuto crítico.

Una capital moderna se define cada vez menos por su infraestructura física como por su habilidad para leer, en tiempo real, los riesgos de la ciudadanía. En las grandes metrópolis, las emergencias son tratadas como un idioma propio, donde cada llamada, cámara y alerta dibuja la relación entre gobierno y sociedad.

En ese tablero global, la Ciudad de México construye un modelo que combina datos, cercanía social e infraestructura tecnológica para enfrentar uno de los dilemas actuales: cómo responder a

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