Eligieron mantenerse en silencio, pese a sus profundos dolor y rabia. Lo hicieron por respeto a todo y a todos y porque "nada de lo que dijéramos podía mejorar lo que guardábamos". Hasta ahora. La familia de Belén Cortés, la educadora social asesinada en Badajoz el pasado 9 de marzo en el piso de cumplimiento de medidas judiciales de menores en el que trabajaba, se han visto obligados a hablar por primera vez. ¿Por qué? "Porque nos sentimos desamparados y desesperados" , explica su pareja, que prefiere que su nombre y su imagen sigan manteniéndose en el anonimato en el que han querido refugiarse durante todo este tiempo. No son personas públicas, no quieren ningún tipo protagonismo, pero sí compartir su indignación por cómo se está desarrollando el procedimiento judicial. Hasta ahora, su

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