Durante años, vivir endeudado ha sido una carga silenciosa para miles de autónomos . Personas que madrugan, que no fallan, que hacen números en servilletas y facturas en la cocina. Este logroñés , cuyo nombre se mantiene en reserva por privacidad, es uno de ellos.

Apostó por su negocio, creyendo que el esfuerzo y la constancia serían suficientes. Pero el mercado cambió, los ingresos empezaron a fluctuar y, poco a poco, las facturas, los impuestos y las cuotas de autónomo fueron devorando su tranquilidad.

Una enfermera de Logroño se ve obligada a contratar una niñera para su hija en el covid y así consigue que el juzgado le perdone la deuda de más de 40.000 euros

“ Nunca he dejado de trabajar, jamás. Pero cada euro que entraba se iba antes de poder respirarlo ”, cuenta hoy, con

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