El Real Zaragoza dijo adiós a la Copa en un minuto fatídico, el 115, en el que un resbalón con posible lesión de tobillo de Saidu propició la contra del Burgos que terminó en el gol de Mario, pero el encuentro de anoche en el Ibercaja Estadio sirvió para confirmar, por si había quedado alguna duda, que este equipo es otro. Más hecho, más entero, con más recursos. Como le gusta decir a Rubén Sellés, más competitivo.
Esa cualidad, que debería ir de serie en cualquier equipo, significa en este caso que el Real Zaragoza ya no se descompone, ya no se cae, ya no sufre tanto. No es que el Burgos fuera el oponente más difícil ni que en el envite le fuera la vida a nadie, pero el conjunto aragonés mantuvo un tono más que aceptable durante los 120 minutos de eliminatoria. Y lo hizo pese

El Periódico de Aragón

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