En medio de la Primera Guerra Mundial, cuando la innovación tecnológica avanzaba a la misma velocidad que la brutalidad de los combates, un ave inesperada emergió sobre los bosques devastados de Argonne. No fue un comandante condecorado ni una máquina de guerra revolucionaria.
Cher Ami fue una paloma mensajera de apenas un kilo, convertida en leyenda por un vuelo que desafió heridas, balas y probabilidades. Su misión, casi imposible, detuvo el fuego amigo y salvó a los últimos 194 supervivientes del célebre Batallón Perdido. Más de un siglo después, su historia sigue siendo un recordatorio de que el coraje adopta formas insospechadas.
Cher Ami, el ave que salvó más de 100 vidas durante la Primera Guerra Mundial
Era octubre de 1918 y la 77ª División estadounidense había avanzad

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