COMO lo anticipamos, Morena y sus diputados federales aprobaron la reforma a la Ley Nacional de Aguas sin modificarle una sola coma y con una iniciativa que jamás fue conocida, discutida o revisada por los productores ni por sus liderazgos.

Dioquis, pues, todas esas reuniones en la Cámara de Senadores, en Gobernación y en otros espacios: al final del día volvió a imponerse -como suele ocurrir- la mayoría morenista , esa que ya tomó como costumbre no escuchar, no corregir y servir al poder, pero no al pueblo y mucho menos a los campesinos.

El poder sin equilibrios es dictatorial. No hay contrapesos y la oposición apenas existe en la discusión parlamentaria, pero sin impacto real. Sin quererlo, han convertido al Congreso en un “circo democrático” levantado desde los tres pod

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