Cuando uno piensa o se enfrenta a un despido, lo hace desde esa mezcla de nervios e incertidumbre que acompaña siempre a la noticia. Es un momento incómodo, que hace que todo se tambalee. Y, dentro de ese caos hasta hace poco había algo claro ya que si el despido era improcedente, existía una indemnización concreta. Un cálculo fijo que no variaba demasiado y que, durante años, ha funcionado como una especie de colchón. Pero las cosas cambian y ese punto de seguridad puede estar a punto de desaparecer con la petición de la UE hacia España y los despidos .

Desde la reforma laboral de 2012, casi todos los trabajadores saben que la indemnización por un despido improcedente es de 33 días por año trabajado , con un límite de 24 mensualidades. Y quienes tenían contratos anteriores a febrero de aquel año entraban en el famoso régimen mixto, donde aún quedaban restos de los 45 días anteriores. Todo muy mecánico, casi automático. Pero precisamente esa falta de matices es lo que ahora está cuestionando Europa. Porque esa indemnización, tan asumida por todos, deja fuera algo fundamental: la situación real del trabajador. No importa si tiene 25 o 58 años, si vive solo o mantiene a una familia entera, si lleva años en la empresa o si apenas encontrará ofertas laborales en su sector. A todos se les trata igual. Y a la Comisión Europea , que lleva tiempo estudiando el caso español, eso ya no le encaja.

La UE confirma el palo a España: adiós a los despidos de siempre

El toque de atención viene del Consejo de Europa y del Comité Europeo de Derechos Sociales, que consideran que España no está cumpliendo los estándares mínimos de protección. No hablan de modificar pequeños detalles. Hablan de un cambio profundo. Y su argumento es claro: con el sistema actual, el despido improcedente puede resultar demasiado sencillo para las empresas.

La bajada de los 45 días a los 33 fue, en su momento, una forma de flexibilizar el mercado . Pero para Europa esa flexibilidad se ha convertido en un desequilibrio. Y por eso exige al Gobierno español que reforme el sistema y lo acerque al de otros países europeos, donde la indemnización varía según la persona afectada.

El giro que propone Europa: del despido fijo al despido restaurativo

La idea que plantea la UE tiene nombre: despido restaurativo. Es decir, que ya no se trataría de aplicar un cálculo igual para todos, sino de analizar cada caso en concreto. Algo que en España suena extraño, pero que en Francia, Italia y otros países funciona desde hace años.

¿Qué se tendría en cuenta? Pues factores que, a simple vista, resultan bastante lógicos:

  • edad del trabajador cuando es despedido,
  • dificultad real para encontrar otro empleo,
  • cargas familiares,
  • estado civil,
  • incluso el lugar donde vive, porque no es igual quedarse sin trabajo en una gran ciudad que en zonas con menos oportunidades.

La indemnización, por tanto, ya no sería la misma para todos. Podría subir, o en algunos casos, bajar, dependiendo del impacto que ese despido tenga en la vida del trabajador.

Los tribunales españoles ya han empezado a moverse

Aunque la ley no ha cambiado todavía, en los juzgados ya se ven señales del giro. En los últimos años, algunas sentencias han concedido indemnizaciones superiores al cálculo clásico, precisamente porque entendían que el modelo fijo no compensaba bien el perjuicio causado.

Se han valorado casos de trabajadores mayores de 55 años , personas con cargas familiares importantes o situaciones en las que la recolocación era prácticamente imposible. No son mayoría, pero indican hacia dónde va el criterio judicial.

Qué significaría para trabajadores y empresas

Si España acaba aplicando este sistema,.y todo apunta a que tendrá que hacerlo, se vienen cambios importantes:

  • Desaparece la idea de indemnización fija .
  • Cada despido improcedente se analizará caso por caso.
  • Las indemnizaciones podrían aumentar notablemente en situaciones de especial vulnerabilidad.
  • Las empresas tendrán que pensárselo dos veces antes de despedir , porque el coste dejará de ser tan predecible.
  • Para los trabajadores, sería una protección más ajustada a la realidad . Para las empresas, un escenario más exigente y menos automático.

Un cambio que rompe con décadas de tradición laboral

España lleva años con un modelo de despido muy basado en números, no en circunstancias. Y la Unión Europea, con esta llamada de atención, está empujando a que ese enfoque se abandone. Puede que la reforma tarde un tiempo, que haya negociación política y debate social, pero el mensaje ya está emitido: el sistema actual no es suficiente.

Si finalmente se aplica el despido restaurativo, diremos adiós a esa fórmula que todos conocíamos de memoria. Y entraríamos en un terreno nuevo, donde la indemnización deja de ser una cifra cerrada y pasa a ser una compensación adaptada a lo que de verdad pierde cada persona. Un asunto que, sin duda, va a dar mucho que hablar.