Ese día, la sala del Senado de la República se llenó de la típica mezcla de acaloradas discusiones y maniobras diplomáticas que caracterizan a los debates legislativos. Los senadores, divididos en sus bloques, se encontraron frente a la propuesta que, según la mayoría oficialista, pretende redefinir la manera en que el Estado y los particulares interactúan con el agua .

Con un total de 121 escaños, la propuesta se presentó en un formato de “fast track”, lo que permitió que se omitieran ciertos trámites habituales. La votación, que se realizó en un lapso de poco más de una hora, concluyó con 85 votos a favor y 36 en contra, consolidando la aprobación de la nueva Ley General de Aguas. Esta reforma , según sus defensores, busca restablecer la rectoría estatal sobre el dominio y la admi

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