Hace apenas un año, un grupo de investigadores de la Universidad de Michigan sorprendía al mundo con un experimento que demostraba que los ladridos de los perros no son tan caóticos como parecen. Aquella primera incursión, publicada a mediados de 2024, logró que un modelo de inteligencia artificial identificara patrones acústicos comunes entre diferentes razas y situaciones. Hoy, ese mismo equipo da un paso más con un nuevo estudio que refina y profundiza en el comportamiento sonoro canino.

El objetivo sigue siendo el mismo, aprovechar la potencia de modelos de procesamiento de voz desarrollados para humanos y adaptarlos al análisis de vocalizaciones caninas. Sin embargo, ahora el proyecto trabaja con un volumen de datos significativamente mayor y con técnicas de deep learning más sofisti

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