UNA POCA DE GRACIA

Por: Carlos Alberto PÉREZ AGUILAR

En Colima ya nos acostumbramos a vivir a un lado del tren. O más bien, a que el tren viva atravesado en medio de nuestras vidas. Y es que nuestro pequeño estado, varios municipios están partidos en dos por esas vías que, con la misma tranquilidad con la que cruzan Rancho de Villa, Prados del Sur, Nuevo Milenio, la Gregorio Torres, Cardona o Coquimatlán, también atraviesan nuestro tiempo, nuestra movilidad y, cada vez más, nuestra seguridad.

Por ahora, el paso del tren sirve para justificar llegadas tarde: “Fíjese joven, que me agarró el tren” y, sí, todos entendemos, porque puede que sea verdad.

Pero la realidad es un problema serio, ya que en estas zonas densamente pobladas se ha permitido que Ferromex opere sin prisa, sin presión y

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