Desde su exilio en Moscú, el exjefe de inteligencia Kamal Hassan y el primo de Assad, Rami Makhlouf, invierten millones de dólares en esfuerzos rivales para construir fuerzas de combate que liderarían una revuelta en la costa siria. También compiten por el control de una red de 14 salas de comando subterráneas, repletas de armas y municiones, construidas durante los últimos días de la dictadura. El gobierno sirio ha desplegado a otro exmiembro de Assad —un amigo de la infancia del nuevo presidente— para neutralizar a los conspiradores.

DAMASCO (Reuters) – Antiguos leales a Bashar al-Assad que huyeron de Siria después de la caída del dictador están canalizando millones de dólares a decenas de miles de combatientes potenciales, con la esperanza de provocar levantamientos contra el nuevo gob

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