Desde el momento en que a puro galope entró a la ciudad de Buenos Aires el capitán de patricios Roque Tollo , la ciudad fue escenario de una fiesta interminable. El hombre traía la bandera española capturada en Suipacha, la primera victoria de nuestras armas, librada el 7 de noviembre de 1810 en las márgenes del río del mismo nombre, en la actual Bolivia. El parte que entregó en nombre del general Antonio González Balcarce (por esa acción sería ascendido a brigadier por la Junta) reseñaba que el enemigo había perdido sus fusiles, artillería, municiones y bagajes, que todo lo había abandonado en su fuga, que habían tenido muertos y heridos. La novedad sirvió para dejar en el olvido el revés que se había sufrido en Cotagaita el 27 de octubre.
Ese mismo día hubo una salva general de arti

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