La temporada 2025 fue una montaña rusa para Roberto Mosquera , un técnico acostumbrado a pelear arriba, pero que en esta ocasión cargó con un desafío que terminó torciéndose en el tramo final. El estratega asumió el mando de Alianza Universidad con la misión de alejarlo del descenso, y aunque hubo momentos donde parecía que el equipo reaccionaba, la irregularidad y los problemas extradeportivos terminaron golpeando sus posibilidades. Aun así, su figura no ha perdido peso en el fútbol peruano y, lejos de quedar al margen, su nombre vuelve a estar sobre la mesa de un club que ya planifica la temporada 2026. La altura lo llama nuevamente a un proyecto que quiere recuperar protagonismo.

El cierre con Alianza UDH dejó diversas lecturas. Una de ellas fue que Mosquera heredó un

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