Del viejo al nuevo mundo, los rieles fueron símbolo inequívoco de la colonización del territorio a través de la prepotencia industrial. Del lado menos esplendoroso de esa utopía se sitúa Sueños de trenes, la adaptación de Clint Bentley (Jockey) de la novela de Denis Johnson que exhibe a Joel Edgerton como el leñador de principios de siglo Robert Grainier.

Inmerso en los majestuosos paisajes de la región estadounidense de Idaho, el protagonista de pocas palabras tala árboles centenarios en un aserradero junto a una tropa de trabajadores tan sacrificados y trotamundos como él.

La posibilidad de redimir su rutina solitaria le llega cuando conoce a Gladys (Felicity Jones), una joven aldeana con la que rápidamente pasan a formar una pareja feliz y a ser padres de una beba, aunque los constant

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