Francisco Cabezas 06 DIC 2025 18:00 Actualizada 06 DIC 2025 20:48

Es sencillo en el fútbol ser creyente. En Lamine Yamal, que por fin jugó de 'diez' sin haberlo entrenado. En Pedri , que hace gravitar a los planetas a su alrededor. O incluso en ese bético Antony , que se arrodilla antes de cada partido para rezar, y al que en Sevilla llaman Antonio de Triana. Lo complicado de verdad es creer en los desheredados, en aquellos jugadores de cuya buenaventura se desconfía por bien que hagan las cosas. Si no cumplen siempre, se les pone el sambenito de ser "irregulares". Si no salen más en los medios, es porque no tienen "personalidad". Y si se levantan, tranquilos, que ya volverán a caer.

El Barça que remontó al Betis hasta dejarlo en cueros en La Cartuja, sí, fue el de los pr

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