La historia de Saltillo no puede entenderse sin la llegada de los tlaxcaltecas en 1591. En medio de la Guerra Chichimeca y del fracaso de los primeros asentamientos españoles, fueron 71 familias indígenas quienes salvaron la región del abandono.

Con sus conocimientos agrícolas, su organización comunal y su lealtad a la Corona, fundaron San Esteban de la Nueva Tlaxcala, un pueblo autónomo cuya labor transformó para siempre el norte de la Nueva España y dejó un legado que aún respira en las tradiciones, los apellidos y las calles de la ciudad.

La región conocida como la Gran Chichimeca se extendía desde el actual estado de Querétaro hasta los territorios de Coahuila y más allá. Los pueblos seminómadas que habitaban estas tierras eran cuachichiles y nacaguas, quienes resistieron la

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