Cuando el termómetro sube, preparar un cheesecake de durazno puede ser la mejor estrategia para disfrutar un postre ligero, fresco y con sabor frutal sin pasar horas en la cocina. Esta receta combina una base crocante de galletitas con una crema suave de queso y duraznos, logrando un resultado ideal para servir bien frío en esos días calurosos que invitan a relajarse.

El secreto está en su sencillez: con ingredientes accesibles —galletitas de vainilla, manteca, queso crema, crema de leche, azúcar impalpable y duraznos en almíbar— y un paso a paso sin horno, puede quedar lista en pocos minutos de preparación activa. primero se trituran las galletitas hasta formar un polvo uniforme, se mezclan con manteca derretida, y esa mezcla se presiona contra la base de un molde desmontable, creando

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