Suenan tambores de guerra en el Caribe. Con la excusa del narcotráfico, Donald Trump arrancó el pasado mes de septiembre una campaña militar contra supuestas narcolanchas que ha dejado una veintena de embarcaciones hundidas y que va camino de provocar un centenar de muertos. Esta salva inicial, sobre la que planea la posibilidad de que se hayan violado los derechos humanos y que también ha salpicado a Colombia en el Océano Pacífico, ha servido para justificar el apabullante despliegue naval de Estados Unidos en una zona que se va calentando peligrosamente.

No en vano, el republicano dejó claro el martes que sobre la mesa tiene ya los planes para operaciones terrestres en territorio latinoamericano. Y no pudo detallar el objetivo más claramente: «Acabar con esos hijos de perra». Se sobreen

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