El invierno no solo trae frío y calefacciones al máximo. También supone un reto para la piel de toda la familia. La esteticista Carmen Navarro , con más de cuatro décadas de experiencia en el cuidado cutáneo, explica por qué durante esta época del año la piel se reseca, se vuelve más sensible y qué rutinas conviene reforzar para mantenerla sana desde la infancia hasta la madurez.
Las bajas temperaturas provocan vasoconstricción y una reducción de la microcirculación , lo que impide que la piel reciba suficiente oxígeno y nutrientes. El resultado es una piel “más seca, más apagada y más reactiva”. Según Navarro, esto ocurre en todos los grupos de edad: en los más jóvenes suele traducirse en deshidratación y pequeñas descamaciones; en las pieles maduras, en un mayor deterioro porque su

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