Avisó unas horas antes de su presencia y el personal de la Cámara de Diputados corrió para organizarle el palco. Javier Milei decidió dar una fuerte señal de cambio la semana pasada, un ensayo de su propia deconstrucción, que incluyó aguantarse casi cuatro horas de ceremonia d e jura de los nuevos legisladores para dejar en claro que ya no será ajeno al armado de su gobernabilidad. Finalmente, se entregó a la construcción política que no hizo en estos dos años.

Lejos del fastidio que le provocaba la casta, quienes compartieron unos minutos con el Presidente lo vieron entusiasmado, arengando y hasta disfrutando la pelea de tribunas que se dio en el recinto el miércoles , acalorada por momentos, con el protagonismo sin disimulos de Lilia Lemoine , la estrella de un oficialismo que

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