A los 73 años, deja un retrato en color de la vida británica en la segunda mitad del siglo XX y de la fascinación de los ingleses por Benidorm
Martin Parr reconocía hace poco en una entrevista para la revista Esquire que “lo único bueno de haber crecido en Surrey [el condado del sudeste de Inglaterra] era que lograba que cualquier otro lugar pareciera interesante”. Por eso se fue pronto de allí. Más información Martin Parr, fotógrafo: “Cuando aparece el absurdo del mundo, disparo”
Pero ese rechazo a una de las regiones que mejor plasman la quintaesencia del alma británica, con sus paisajes, sus jardines y sus monumentos históricos, era en realidad una provocación traviesa y falsa. Porque en esa misma entrevista proclamaba su amor “por la locura de los ingleses, con sus aficiones y

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