«Aunque quieren que me calle, yo quiero hablar del sufrimiento que llevo dentro y del dolor de mis hijas», dice una madre que vive ... desde hace años en una casa con dos dormitorios inhabitados, decorados con las cosas de sus hijas, como una fotografía de años atrás. «Las habitaciones y la casa está exactamente igual que en ese instante. Con sus juguetes, con su ropa. Porque las espero. Ellas tenían todo, vivíamos bien. Vivir así es como un olvido, un perderse, un dolor que no tiene nombre».
Las niñas dejaron de vivir con su madre una mañana de verano, cuando ella recibió una llamada de los servicios sociales municipales. «Me dijeron que al día siguiente a las 12:30 tenía que llevar mis dos hijas y dejarlas. Que si no iba, me irían a buscar. Les tuve que hacer una maleta con cuatro co

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