La naturaleza cántabra no descansa en invierno. De hecho, se transforma. Los paisajes verdes y las montañas se visten de niebla, escarcha o nieve, y caminar por ellos se convierte en una experiencia profundamente sensorial y meditativa . Diciembre es un mes ideal para practicar senderismo con calma , siempre con seguridad y respeto por el entorno.

Rutas sencillas para todos los niveles

Para quienes buscan una caminata tranquila pero inspiradora, hay muchas opciones accesibles:

  • Ruta del Nacimiento del Asón : un clásico de Cantabria Oriental, donde el agua brota de la roca en una impresionante cascada. El sendero es sencillo y muy fotogénico en invierno.

  • Senda fluvial del Nansa : ideal para familias. Atraviesa bosques húmedos y pasarelas de madera con encanto.

  • Parque Natural de las Marismas de Santoña : perfecto para observar aves migratorias en esta época del año, con senderos planos junto al mar.

Precaución y preparación: claves del disfrute

El invierno trae belleza, pero también riesgos. Por eso, antes de salir a caminar, es vital consultar la meteorología , vestir por capas, llevar calzado impermeable y bastones si hay nieve o barro. En zonas altas, el uso de crampones puede ser necesario.

Rutas de montaña con vistas inolvidables

Para senderistas con experiencia, diciembre ofrece postales inolvidables:

  • Subida al Pico Jano desde Dobres o Cucayo: las vistas al embalse del Ebro y a Picos de Europa nevados son de película.

  • Collado de Sejos , en la Reserva del Saja: un paisaje casi lunar, donde pueden verse venados o corzos en libertad.

  • Camino de Tresviso : una ruta exigente pero con recompensa. El desfiladero en invierno es majestuoso.

Muchas rutas atraviesan pueblos con historia, ermitas escondidas o restos megalíticos . Combinar una caminata con una visita cultural es una forma excelente de vivir la región con todos los sentidos .

Caminar en invierno, con el ritmo pausado que exige el frío, ayuda a despejar la mente, respirar profundo y reconectar con uno mismo. No se trata de llegar, sino de estar. De oír el crujir de la escarcha bajo las botas. De ver cómo se forma el hielo en las ramas. De descubrir huellas de animales en la nieve.