Mateo Silvetti salta detrás de Luis Suárez durante la premiación. A menos de un metro tiene a Lionel Messi y Rodrigo De Paul. Un poco más lejos de Sergi Busquets y Jordi Alba. Acompañado de semejantes figuras, disfruta del momento. De una compañía impensada hasta pocos meses atrás y de la consagración en la Major League Soccer.

El nuevo centro del poder del fútbol mundial, obra de los Estados Unidos y la Fifa, a donde se incorporó el juvenil hace poco. Lejos de Newell’s. Su lugar de pertenencia y formación. Sin que sus hinchas lo pudieran disfrutar. Sin que el club que le permitió crecer lo aprovechara lo suficiente en la primera.

La alegría del delantero de 19 años fue seguida a la distancia por el pueblo leproso, entre la sensación confortable de que a uno de los suyos le fue bie

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