Los coches tuvieron que tirar de las antinieblas; los poquitos peatones que se dejaban asomar andar con algo más de precaución; y el ambiente que se respiraba era más frío de la cuenta.

La madrugada del segundo festivo de este puente ha estado bañada por una densa capa de niebla que, poco a poco, ha ido dejando paso al sol que se arriesgo a salir bajo las nubes.

La capital leonesa ha dejado una estampa puramente otoñal cuando con la luz del día una bruma se ha apoderado del centro.

La visibilidad ha quedado bastante reducida en torno a las 8 de la mañana, cuando los más madrugadores se disponían a salir a la calle para quehaceres típicos de un lunes festivo.

Paseos con el perro, caminatas matutinas e incluso algunos se dirigían a sus puestos de trabajo en este 8 de diciembre, día de la

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