La peste porcina africana está azotando y poniendo bajo el punto de mira a todos los implicados en el sector. Más allá de las empresas cárnicas, los cazadores o los ganaderos, están aquellos trabajadores que forman parte de la cadena, ya sea controlando la salud de los animales, sacrificándolos o transportándolos con vehículos especializados de miles de kilos de peso.

EL PERIÓDICO conversa con tres trabajadores esenciales que desde hace dos semanas han tenido que adaptar sus rutinas, reforzando la seguridad para evitar que la peste porcina se cuele en Aragón y, sobre todo, en algunas de sus muchas explotaciones.

Desde el anonimato, una transportista de la provincia de Zaragoza explica las rutinas que deben cumplir, ahora reforzadas desde que saltó el primer caso de jabalí contagiad

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