Madrid

Imaginemos a Guillermo Alonso tirado en una playa de una isla del Mediterráneo de cuyo nombre no quiere acordarse. Desde donde está puede ver una pasarela de madera, de esas que están acondicionadas para las personas con discapacidad. Un joven empuja una silla de ruedas. En la silla de ruedas una persona va cubierta con pañuelos. A lo lejos es difícil distinguir si es un hombre o una mujer. Ese es el germen de “El efecto deseado”, la tercera novela de Guillermo Alonso que publica Seix Barral.

Han escrito sobre esta novela que en ella podemos encontrar trazas de Valle Inclán, de Terenci Moix, de Bocaccio de Capote o incluso de Bret Easton Ellis, pero los que somos más o menos cinéfilos, creemos ver al Fellini de “La dolce vita” aunque sus personajes tal vez tengan más que ver con l

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