Si alguna vez realizaste un test de velocidad y descubriste que tu conexión WiFi ofrece menos megas de los que contrataste, no estás solo. Aunque los planes de internet han aumentado su capacidad en los últimos años, la velocidad que finalmente reciben los usuarios puede variar por múltiples factores técnicos y domésticos. Conocer cómo funcionan las redes y qué elementos influyen en el rendimiento es clave para entender la brecha entre la velocidad prometida y la obtenida en casa.

El primer elemento determinante es el tipo de conexión. La fibra óptica ofrece la mayor estabilidad y velocidad gracias a la transmisión de datos mediante luz y su baja latencia, incluso en momentos de alta demanda. En cambio, las conexiones cableadas (coaxiales) y DSL —que comparten ancho de banda entre varios

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