Lanzar un producto sin comprender realmente al cliente es uno de los errores más frecuentes entre emprendedores y negocios pequeños en México. La emoción por poner algo en el mercado puede llevar a decisiones apresuradas, sin validar si existe suficiente interés, capacidad de pago o un problema que valga la pena resolver. Ese impulso suele convertirse en gasto, frustración y desgaste.

Cuando un producto nace únicamente desde la intuición, sin un análisis previo del comportamiento del usuario, el riesgo aumenta. Las preferencias cambian por región, edad, ingresos y hábitos digitales, por lo que es esencial conocer cómo piensa y decide el cliente mexicano actual. Esta información permite ajustar la oferta antes de que sea demasiado tarde.

Además, comprender al cliente no es solo un paso pr

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