Alianza Lima ha entrado en pérdida. Y en toda la extensión de la palabra. Hemos sido testigos de cómo la institución del pueblo ha perdido en lo deportivo, en lo identitario, en lo financiero y, ahora, en lo técnico. De eso último se habla mucho más, porque era el tema inmediato a resolver, pero apenas es el árbol de un bosque frondoso que se incendia por el pésimo cuidado de un ecosistema que se presumía saludable.

Estamos seguros que era lo mejor enseñarle la puerta de salida a Néstor Gorosito , solo que el problema radica en una decisión tan innecesaria como desconcertante por parte de la tan inexpresable Gerencia Deportiva liderada por la familia Navarro: la renovación cuando no había culminado la temporada deportiva y se carecía de una evaluación integral para debatir el tema.

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