Ya le gustaría, a Oriol Junqueras, que Aliança Catalana fuera realmente un "invento contra Catalunya" del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), los servicios secretos españoles, conocido hasta 2002 como Centro Superior de Información de la Defensa (CESID). Aunque hace unos días que lo insinuó, él sabe sobradamente que no es verdad, pero lo soltó como aquel que no quiere la cosa solo para tratar de desprestigiar la marca política de la alcaldesa de Ripoll, Sílvia Orriols, levantando la sombra de la sospecha y despertando el fantasma del miedo en torno a un proyecto que cada día que pasa gana más adeptos. ¿Por qué lo hizo entonces?

Pues por no tener que reconocer que, en buena parte, el crecimiento exponencial de Aliança Catalana es la consecuencia de la capitulación de ERC, JxCat y la C

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